¿Formamos para la vida?

ARTIGO PUBLICADO EN: LA  SILLA LLENA 

Recuerdo mi niñez en los alrededores de uno de los pueblos menos nombrados, Imbilí Carretera, ubicado a 45 minutos de Tumaco. Una niñez llena de dificultades, pero también llena de aventuras y alegrías. Recuerdo haber salido de este bello pueblo a los 15 años por causa de la violencia, llegué a la capital colombiana en busca de nuevas oportunidades, y con grandes expectativas que se fueron desvaneciendo porque sentí que me odiaban, no sabía por qué, pese a esto, con el tiempo me volví resistente y fuerte. 

Después de varios meses viviendo en Bogotá, tuve la oportunidad de volver a mi hogar, esta vez por razones laborales. Ahora estaba en el territorio como siempre quise estar; aportando desde la coordinación de proyectos en una ONG construyendo comunidad y tejido social en los territorios de mi región.

Este tipo de proyectos me apasionan, pues para mí, realizan un valioso aporte a las comunidades más vulnerables del Pacífico, aquellas comunidades que tienen escasas o casi nulas oportunidades de ingresar a programas de educación superior en las mejores universidades del país.

El programa que coordino tiene como fin el acompañamiento académico a docentes y jóvenes grado 10 y 11 de instituciones educativas públicas y privadas de la región para mejorar el desempeño en las pruebas SABER 11.

En nuestro trabajo con los estudiantes, iniciamos con unas preguntas que podrían aparentar ser sencillas para algunos, sin embargo, las respuestas demostraron las difíciles condiciones en las que viven los habitantes de la costa Pacífica Nariñense. 

Las preguntas principales fueron: ¿Cuáles son tus fortalezas y oportunidades? ¿Cuáles son tus debilidades y amenazas? En esta última, la respuesta fue general “las malas influencias y la violencia que se vive actualmente en Tumaco”.

Para cerrar con nuestro taller, le preguntamos a 300 jóvenes cómo se veían en cinco años. De esas 300 respuestas, una me llamó la atención, el joven decía en menos de cinco líneas “Yo quiero ser un narcotraficante muy famoso, uno que tenga mucho dinero y muy reconocido para poder ayudar a mi familia”, abrumada un poco por la respuesta le consulté a los líderes que nos acompañaron en el recorrido por las instituciones de Tumaco qué estaba pasando con el territorio y los jóvenes, a lo que un líder muy francamente contesta “Estamos perdiendo la guerra con los referentes positivos, los jóvenes aprenden de lo que ven, no de lo que oyen”, a estos jóvenes le podemos hablar de proyecto de vida, pero en un contexto tan hostil y lleno de retos ¿Qué oportunidades ven?

A diferencia de los otros departamentos del Pacífico, en Nariño la oferta académica de pregrado está suplida en su mayoría por IES privadas, esto se refleja en los siguientes datos: el 49% de la población entre 17 y 21 años está en entidades oficiales frente a un 51% que cubre la oferta privada. Hay dos universidades oficiales con una amplia oferta como la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) ubicada en los municipios de Pasto y Tumaco. El acceso a estas universidades tiene como barreras principales el nivel académico de los estudiantes de la zona y el costo del desplazamiento de los jóvenes ubicados en la región costera.

Para la región del Pacífico, la tasa de cobertura educativa es del 18,5% con una diferencia del 21,7% de la cobertura nacional. San Andrés de Tumaco presenta el mayor índice de analfabetismo con 60%, seguido por Quibdó con 30% y el Distrito Especial de Buenaventura con 25%. Pero hay que reconocer el gran trabajo que actualmente desarrolla la Universidad Nacional sede Tumaco, en la actualidad hay alrededor 3.008 inscritos para presentar el anhelado examen de admisión, de lo cual se estima que ingresen alrededor de 100 estudiantes. Esta una posibilidad de cerrar las brechas educativas y generar nuevas esperanzas.

Cuando conversaba con estos jóvenes, me miraba en ellos y recordaba cómo una vez también tuve esa mirada de desconsuelo, de no saber qué hacer con mi vida, pero también de un cansancio, no físico, sino emocional, ese que te invade cuando tienes que lidiar con el sonido de las balas, cuando confundes los cuerpos de jóvenes sin vida en el río con muñecos, cuando a tus muy tiernos 7 años ves por primera vez morir a alguien por efectos de una bala en la cabeza y no comer por más de cuatros días por el espanto.

Recuerdo una mañana caminar por el río Mira y encontrarme un brazo, lo miré por más de media hora y por último corrí sin rumbo fijo, solo necesitaba sacarme esa imagen de la cabeza, llegué a mi casa en busca de refugio, pero estaba sola, mi mamá estudiaba en Tumaco y yo era la responsable del hogar a tan solo 7 años, y me preguntaba ¿a quién le digo? ¿quién me ayuda? La comunidad de Imbilí rescataba del río aquellos cuerpos y les daban cristiana sepultura, entre semana eran muchas las familias que llegaban a nuestro pueblo a preguntar por sus hijos o en el mejor de los casos a reconocer sus cuerpos por la ropa que cargaban el último día que lo vieron, eran totalmente descuartizados o bajaban sin cabeza, esta práctica realizada por la población de Imbilí dejó de ser esa buena labor realizada desde el corazón, por las constantes  amenazas que decían aquellos “dueños del pueblo”…..“el próximo que agarre un muerto del río para enterrarlo, que se encargue de hacer dos huecos”.

Entre 1999 y 2005 en Tumaco hizo presencia el bloque Libertadores del Sur (BLS) del Bloque Central Bolívar de las AUC, que llegó a disputarle a las FARC los principales centros de acopio y rutas para la salida de drogas, concentrando su accionar en la carretera que conduce de Pasto a Tumaco y en los corregimientos Llorente, La Guayacana y La Espriella. El incremento fue notable, de 776 hectáreas (ha) con cultivos de coca en 1999 aumentó a 5.065 ha en 2012. Aun así, en la Zona Veredal Transitoria de Normalización el pasado 23 de agosto unidades de la Armada Nacional incautaron 1.7 toneladas de clorhidrato de cocaína en el Pacífico Sur colombiano, Tumaco.

No obstante, Tumaco en 2011 tuvo una tasa de desempleo del 12,6%, ubicándose dos puntos porcentuales por encima de la nacional (10,4%), el NBI en Tumaco para junio de 2012, fue de 48,74% (48,66% en las cabeceras y 48,70% en el resto), estando 21 puntos porcentuales por encima del índice nacional (27%).

Hace mucho tiempo Tumaco dejó de ser la tierra de esperanzas y risas, aquella tierra que no era una amenaza para nuestros sueños, al contrario, era la más grande oportunidad para hacerlos realidad, ahora se convirtió en un lugar donde tienes la seguridad de salir vivo, pero no de regresar.

Ahora, ¿Qué es lo que sigue? ¿cómo motivamos a una comunidad a seguir construyendo, a unos estudiantes a verse como parte de la solución y grandes líderes de transformación?

Por mucho tiempo, la población del Pacífico adquirió la capacidad y forjar un territorio en medio de la nada sin ayuda del gobierno, si somos capaces de construir y defender territorio, somos capaces de “Construir nación desde la región” Omar Barona Murillo. Tumaco y las regiones del Pacífico no necesita que trabajemos individualmente, nuestros territorios necesitan de acciones colectivas que generen impacto.

5 1 vote
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x